La ‘miniencerrona’ de Daniel Luque en Nîmes, donde se anunciaba con cuatro toros acompañado por el rejoneador Leonardo Hernández, ha terminando defraudando una vez que el sevillano ha firmado una actuación de más sombras que luces. Pese a cortar dos orejas benévolas, el diestro ha estado por debajo de un buen ejemplar de El Pilar y la mañana se le ha hecho muy cuesta arriba.
Si con su primero apenas pudo dejar alguna serie de buen corte por el pitón derecho antes de que el toro se rajara, con su segundo Daniel Luque se encontró más a gusto. Fue ese un toro de El Pilar noble pero flojo al que supo darle tiempo hasta conseguir ir bajando la mano. Aseado el torero con un toro que se dejaba, logró caldear al público con el carrusel de pases cambiados por la espada. Pese a que sólo se le pidió una oreja, el presidente optó por concederle el doble trofeo, protestado por un sector del público.
El quinto fue un buen ejemplar de El Pilar -el mejor de toda la corrida- con el que Luque no estuvo a la altura. Muy molesto por el viento, la faena fue demasiado irregular y no terminó de cuajar a su toro como merecía. Algo similar le ocurrió con el sexto con el que tampoco se acopló.
Anteriormente, Leonardo Hernández estuvo bien con su primer toro, una labor en la que lo más rotundo llegó con las banderillas cortas, en un gran par a dos manos. Sin embargo, se pasó de faena y el toro acabó muy parado, lo que no le ayudó a la hora de matar. Cortó una oreja de su segundo, un ejemplar manejable con el que protagonizó momentos importantes y de buen rejoneo.
4ª Feria de la Vendimia. Un tercio de plaza.
Toros de Fermín Bohórquez para rejones, de buen juego, tres de El Pilar y uno de Moisés Fraile (6º) desiguales de presentación, nobles pero faltos de transmisión. Sobresalió el 5º.
El rejoneador Leonardo Hernández, silencio tras aviso y oreja.
Daniel Luque, silencio, dos orejas, silencio y silencio tras aviso.
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