Leída la prensa generalista y su saca de sandeces propia de la ignorancia, toca salir brevemente en defensa de la corrida de El Pilar, tan maltratada en los papales como en el ruedo. La corrida de Moisés Fraile dio para cortar cuatro o cinco orejas, pero se cortaron únicamente dos. Sólo "Resistente", el extraordinario cuarto, ya ofrecía las suyas por las dos manos; su forma de embestir por el pitón izquierdo es difícilmente superable. Y andábamos por la quinta o sexta tanda. Sumado al hondo sexto componía un lote de Puerta del Príncipe. De tres orejas. O incluso, forzando y tal y cómo está la gente, de cuatro como exige el Reglamento andaluz en los mano a mano. Una corrida que con dos toros de Puerta del Príncipe ya no es una corrida como para zurrarle como han hecho. Pero es que además el toro que abrió plaza contaba con una clase superlativa que superó su falta de potencia. Ése ya llevaba otra colgando. Ya vamos por los cinco posibles trofeos. Y si el rebelde segundo de encastada e incómoda movilidad salta con otro hierro demagógico lo dan por bueno. Negro, negro, el garbanzo quinto. Porque incluso el tercero por momentos apuntó un estilo, pero es verdad que el freno de mano se impuso. Supongo que, aunque se hubieran cortado la supuesta pila de orejas a la de El Pilar, o pongamos tres por racanear, les habría dado lo mismo a las plumas que rematan tachando de desigual la corrida más pareja y guapa por delante que haya saltado al ruedo de la Maestranza en la presente temporada. Irse ya también por la puerta de cuadrillas.
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