CASTELLA Y GARRIDO SE LLEVAN EL 26J

Con el temor de un ilusorio Il Sorpasso en el imaginario colectivo, dos gallos se impusieron en el 26-J. Ocurrió cruzada la frontera. Lejos de la marabunta de partidos y escrutinios de la vecina España. Allá en la Galia, en Saint-Sever, la tarde había empezado fría. Bien por las espadas, bien por el juego de algún toro -el segundo-, parecía que el esperado mano a mano estaba gafado. Pero pronto cambiaron las tornas. Y se produjo el vuelco en los resultados finales. In crescendo, Castella y Garrido, con tres orejas cada uno, se impusieron, abrieron la Puerta Grande y vencieron el 26-J.

Castella abrió el marcador frente al tercero, un astado manejable. El diestro galo comenzó su faena sentado en el estribo antes de seguir toreando a cámara lenta. Cuando se paró el astado, invadió sus terrenos, lo que le valió para cortar el primer trofeo de la tarde. Castella está atravesando un momento muy dulce en su carrera y así lo ratificó con el quinto. Frente a un buen ejemplar de El Pilar, Sebastián demostró sus intenciones ya en el quite por ceñidas chicuelinas. Arrancó su labor con su tradicional péndulo antes de dibujar tandas con mando y de manos bajas. Otra vez destacó la suavidad del galo, que acabó cortando las dos orejas.

El primero de El Pilar fue un astado justo de fuerzas. Destacó el buen hacer de Castella, que supo templar la embestida de su oponente. Sin embargo, malogró lo realizado con la espada y todo quedó en silencio.

Garrido recibió el cuarto con verónicas de rodillas. Empezó con mucha intensidad su faena, con dos tandas que entusiasmaron al público. Aunque luego bajó la intensidad, lo pasaportó entrando a matar recibiendo y cortó una oreja. El cierra-plaza fue el mejor ejemplar de la tarde y Garrido lo aprovechó. Puso la plaza en pie con sus tandas de derechazos de rodillas. Siguió su faena con una intensidad creciente sobre ambas manos. La estocada derrumbó al astado y cortó dos orejas.

Empujó fuerte el en caballo el segundo de El Pilar, pero luego se vino abajo. Protestó mucho en los toques de Garrido, incluso derrotando en la muleta del extremeño. No estuvo acertado con los aceros.